El año pasado la editorial Ariel publicó el libro “La arquitectura del poder” de Deyan Sudjic, director del Design Museum de Londres. En el libro, el autor analiza y reflexiona sobre los vínculos existentes entre la arquitectura y el poder. Dos componentes que desde épocas remotas se han fusionando con el objeto de preservar la gloria y la supremacía de un período determinado de la historia. A los cuestionamientos que este libro despierta, Sudjic ha sumado otras opiniones y propuestas. La más reciente pone sobre la mesa la siguiente disyuntiva: ¿La ciudad del futuro será una visión del infierno o un motor para la vida civilizada? Difícil saberlo. Sin embargo, el autor desentraña en su último libro, Endless City, una serie de argumentos y conjeturas sobre el papel de las ciudades en nuestras vidas. Después de todo, lo queramos o no, la urbe determina el comportamiento de sus habitantes, la armonía o el caos, el silencio o el bullicio. Porque, como deben imaginarlo, no es lo mismo vivir en una ciudad como Lima (Perú) que en una ciudad como Reykiavik (Islandia). Definitivamente, no.
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Fragmento del libro «La arquitectura del poder»
«Los arquitectos son los políticos más listos»
banalidad existencial 