La incorregible artista británica Tracey Emin* (1963) aceptó, el año pasado, la invitación para seleccionar las obras, de la muestra de verano, de la Royal Academy of Arts (RAA). Como era de suponer, la flamante curadora escogió, muy fiel a sus principios, un conjunto de trabajos lo suficientemente provocadores como para erizar a cualquiera: desde la escultura cinética de una cebra macho copulando con una mujer, trabajo original de su ex novio Mat Collishaw, hasta un conjunto de penes y dedos de color rosa. Arte o no. El efecto es evidente: excitar, irritar, llamar la atención.
* Tracey Emin escandalizó al mundo del arte, en los premios Turner, con un montaje de su cama donde mostraba los resultados de una semana de borrachera, después de un aborto. Las sabanas, en la instalación, aparecen manchadas de orín, amarillas, como una representación del caos personal de la artista. (Fotografía: Ray Tang/Rex Features)
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Tracey Emin
El nuevo escándalo de Tracey Emin